La felicidad en la vereda de en frente

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Las experiencias más bellas de la vida son aquellas que uno las vive intensamente, cuando entrega toda su pasión con honestidad íntegramente, solo le queda paz y armonía dentro de su ser porque sabe que lo dio todo, sin prejuicios, sin conveniencias, sin reparos, solo buscando ser tal cual es, sin poses, con bondad, con toda la energía que se merecen las cosas que uno ama. Cuando se hacen las cosas por amor, al perder-lo por alguna razón no duelen, no laceran, no marcan ese dolor profundo que uno siente, cuando se ausenta algún amor que lo tenía convenientemente, por interés, por sacar ventaja, por presumirle al vecino y ahora que dirá el vecino… se piensa.

Siempre se cree que en la vereda del frente está la felicidad y jamás se mira su entorno lo que está a su lado, esta tan cerca que ni se lo mira, peor aún darle el valor que en verdad tiene y lo haría feliz infinitamente. ¿Cómo serlo? Si solo nos preocupamos de moldes preestablecidos y modelos de felicidad que no aplican en uno, la razón, es porque quiere llenar el vacío que es resultado de no entenderse, no comprender que uno es perfecto único autentico y esto nos lleva a cometer los errores más dolorosos que perduran en toda la vida, se convierten en un círculo vicioso, pruebo una y otra vez con la felicidad en la vereda del frente.

La felicidad es posible, cuando se le escucha al corazón, que también está dentro de uno y jamás se lo toma atención

Vivimos en un mundo lleno de fantasías, que nos enseñan desde que nacemos, asumimos como verdades y también enseñamos a nuestros hijos y la sociedad sigue más perdida que espermatozoide en pareja gay.

El amor de pareja es o debería ser tan simple que por su simplicidad nos equivocamos una y otra vez, solo es un complemento de dos perspectivas de existir desde la ternura y la pasión